Los tensiómetros domésticos podrían fallar más del 70% de las veces

Una de las indicaciones básicas que se hace a los hipertensos es la necesidad de monitorizar en casa los valores de tensión arterial, para detectar crisis y prevenir problemas mayores. Para ello, el mercado ofrece un buen número de modelos de tensiómetro, tanto de muñeca como de brazo, que en teoría nos pueden ayudar en esta tarea. El problema es que, según un estudio publicado recientemente por la Universidad de Alberta, estos aparatos cometen errores importantes en un elevado número de mediciones.

Personalmente, siempre me he preguntado si la precisión de estos aparatos es similar a la que se obtiene con la medición que te hacen en el centro de salud. Un par de veces que he acudido al servicio de Urgencias con una crisis hipertensiva, me han tomado la medición con un aparato automático, mientras que otras lo han hecho con el esfigmomanómetro tradicional. La respuesta la tuve indirectamente un día de mudanza en el que, moviendo cajas, me encontré con que había acumulado tres tensiómetros distintos a lo largo de los años. Todos ellos estaban en buenas condiciones, por lo que hice una pequeña prueba midiendo sucesivamente mi tensión arterial con cada uno de ellos. El resultado fue que, dependiendo del aparato, tenía valores que oscilaban hasta 20 mm de Hg en la escala; es decir, según usara uno u otro podía estar en un valor normal (125) o a las puertas de un problema (145). Los peores resultados se los llevó un modelo de muñeca, por cierto.

Esta experiencia personal se ve ahora confirmada por los datos de un estudio que indica que los errores pueden ser de +- 5 mm el 70% de las veces y +-10 mm el 30% de las veces. El grosor del brazo, la posición del mismo, la edad, la grasa acumulada, la forma de ponerse el brazalete, el esfuerzo realizado anteriormente y la propia calidad y calibración del aparato son factores que influyen en estos errores de lectura.

Como hipertensos, debemos aceptar que la medida perfecta no existe y que la mejor solución que nos tenemos es adoptar una rutina para que las mediciones sean comparables: siempre sentado, siempre con el brazo a la altura del corazón, siempre habiendo dejado unos minutos de reposo antes de medir, siempre con el brazalete aflojado durante ese periodo, siempre sin hablar, etc. De esa forma, los errores quedarán minimizados y podremos tener una indicación más precisa de nuestra situación en cada momento.

Más información: American Journal of Hypertesion.